05 agosto 2010

Amonita


Sueño: Todos tenemos que presentar un examen. TODOS. Ahí están no sólo mis alumnos, sino todos mis compañeros de generación de Clásicas, los de Filosofía: los pasantes y los doctores. Están mis maestros, los de licenciatura y los de maestría... están todos. Es una especie de examen universal por el que, de ahora en adelante, tendrán que pasar todos aquellos que quieran entrar a la academia, sea cual sea su modalidad. Pero ¡Oh! el examen es retroactivo y cualquiera que quiera permanecer en la academia tendrá que tomarlo. Por eso están ahí todos: hasta mis maestros. Pero dadas las dimensiones del examen, los que lo tomaríamos seríamos los mismos que organizábamos su aplicación. Daniel, una amiga de él (inexistente, pero que en el sueño había sido causa de que él y yo tuviéramos un amargo conflicto) y yo llegábamos a la facultad. Las paredes eran de azulejo blanco y la iluminación era raquítica, como viejos focos de cocina. Justo en el momento en que entramos me dí cuenta de dos cosas: tenía ganas de ir al baño y sabía que el examen duraría varias horas, y que en vez de zapatos, yo traía puestas unas pantuflas azules. No se limitaban a ser pantuflas, sino que eran viejas y estaban sucias. Yo sabía que resolver el asunto de ir al baño era más urgente que averiguar porqué traía pantuflas y no zapatos, pero aquello me angustiaba más, sobre todo porque ahí había alguien que, definitivamente, no podía verme de pantuflas. Yo sabía que si lo hacía dejaría de hablarme por el resto de su vida. Y ese miedo era casi tan grande como el que el examen representaba. (mmhh....) No, no es que el miedo del examen fuera menor: era como un miedo que se ejecutaba en segundo plano. Entonces, 10 minutos antes del examen, salía del salón para buscar a algún vendedor de zapatos. Y lo encontraba. Una señora me ofrecía unas hermosas sandalias que parecían hechas de plantas: de unos tréboles con flores amarillas para ser exactos. Yo, muy contenta, se los quería comprar: no sólo resolvían mi problema sino que eran los zapatos más bellos que jamás hubiera visto yo: de plantas. Pero cuando me entregaba el 'otro' zapato del par, sólo me daba una florecita: "es que el otro zapato lo tienes que sembrar", me decía. Y yo le gritaba indignada: ¡pero lo necesito ahora, ahorita mismo!. La señora se iba y yo recordaba que tenía 5 minutos para encontrar un baño. Pero en CU no existían los baños y tenía que cruzar Tlalpan para encontrar un baño (en la geografía de mi sueño Tlalpan partía en dos a CU, y del otro lado había cafés y puestos). Cuando llegaba a un starbuks resulta que alguien me avisaba que me fuera: tenían un montón de gente secuestrada ahí, y pronto llegaría la policía y se desatarían los balazos. Así que busqué otro local, y resultó que ahí estaba la señora de los zapatos. Me decía que traía otros modelos y yo, sin fijarme, le compraba un par. Después de entrar al baño saqué los zapatos de su empaque y resultaron ser unas pantuflas ¡horror!. Pero estas eran rojas, brillantes y de terciopelo. Me las ponía: eran una pequeña mejoría, pero yo sabía que 'él', al verme con ellas, me retiraría para siempre su palabra. Regresaba al salón del examen, y descubría que estaban a punto de empezar. Me sentaba y buscaba la mirada de 'él'. Me veía, sin alegría pero sin coraje. Tampoco era indiferente. Sólo me veía. Entonces desperté.

O sea: no estoy nerviosa por el curso de Tomás... ¡¡nooo!! ¡¡cómo creen!!

la esponja onírica

PD1 : Uchití: en realidad lo único que yo quería saber es si deveras, deveritas, se extiguieron tooodos los trilobites. La malvada Wikipedia tiene la culpa de mis confusiones entre mariscos (digo, crustáceos) y artrópodos: es que salió una nota en el periódico que hablaba de los Triops Cancriformis, y a mi se me hicieron muy parecidos a los Trilobites, pero asegún la Wikipedia son parientes de los Sea Monkeys... o sea, estoy hecha bolas. Yo sólo quiero de mascota a un Trilobite.
PD2: le puse amonita a este post porque, como sea, segurito que un trilobite vivo me habría dado mucho asquito, pero una amonita, jamás. (de todos modos si alguien me regala uno, vivo o fosilizado, prometo cuidarlo y protegerlo y alimentarlo con mucho amor).

1 comentario:

Uchití dijo...

Hola:
Pues me hiciste ponerme a revisar temas de extinciones.
No se si has oído hablar del celacanto (coelacanth). El género es Latimeria.
Bueno, el caso es que es un tipo de pez que se pensaba que se había extinguido hace 60 millones de años, y resulta que hace poco más de setenta años pescaron uno vivo, y a partir de ahí otros más. Incluso se ha podido establecer que en la actualidad hay dos especies vivitas y coleando.
Viene a cuento con tu pregunta porque resulta que ese pez fue contemporáneo de los trilobites. La situación es así:
Trilobites existieron en el intervalo de hace 250 a 550 millones de años.
Latimeria existe desde hace 400 millones de años, pero se le creía extinta.
De ahí yo opinaría que no es posible estar seguro de que hayan dejado de existir, ya que puede ser que persistan en el fondo del mar, que es quizás la región de la biosfera menos conocida.
Lo que si es que si los encuentran dudo que los vayan a comercializar como mascotas.
La verdad me parece que lo más sensato es que te consigas un fósil, sea de trilobite o amonita.
En Coyoacán hay una tienda a una cuadra de "El Parnaso", sobre la calle de Carrillo Puerto.
Sirve que no o tienes que cuidar mucho, nomás lo sacudes de vez en cuando.
Leí lo del Triops, no sabía de esos bichos, me parece que el confundido fui yo. Aunque me parece que se equivocan cuando lo denominan el ser vivo más antiguo de la tierra ya que, como ves, los celacantos le ganan.
Saludos
RRS