17 octubre 2011

Valerio de las Alamedas (Despertar)

I

Esa pena, esa pena tan grande...

Abrió los ojos. Sus ojos. Siempre han sido sus ojos porque, al cerrarse, lo imaginaron y lo crearon. Todo el misterio de su existencia (mas no de la existencia) se presentó de golpe cuando alguien abrió las cortinas.
Eran sus ojos, si no ¿de quién? Eran sus ojos los deslumbrados, los que trataron de encontrar el auxilio del dorso de la mano cuando tuvo que cerrarlos y apretarlos. Fueron sus ojos los que voltearon desesperados cuando la mano no pudo llegar: estaba atada con una correa de cuero.

¿Espejos? ¡Tanto miedo le tenía a los espejos! Aún no decidía se mirarse o no. Pero no, ahí no había espejos, sólo un enorme espacio blanco, odiosamente iluminado, y una enfermera malencarada que se acercó a inyectarle algo. El sueño subió desde el antebrazo adolorido hasta el centro del cerebro. El terror que lo invadió en el primer instante se diluyó de pronto y le regaló una pizca de lucidez:

Era esto... era esto lo que querían que hiciera... la Locura de Camila quería salvarla del manicomio...

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II

Psicosis. Eso era lo que ahora le ocurría a Camila. Si no antes del golpe de estado que ejecutó la locura y el ejército de similitudines enloquecidas, ahora sí, ahora sí que estaba loca. Ella ya no era ella. Estaba encerrada en algún cubículo imaginario dentro de proyectado fantasma del Palacio de la Memoria. Ella ahora era Valerio. Y entonces comprendió que esa psicosis era la única manera de salvarla: al menos era un todo coherente que sabía mentir.
Habría que guardar la calma, no dejarse aterrorizar por cualquier cosa, y actuar el mejor papel en la vida. Convencerse a sí mismo de que se es Camila.

Todo esto que me pasa, piensa Valerio, es más que suficiente para romperle la cordura a cualquiera. Yo debí enloquecer desde el momento mismo en que desperté fuera de mi mundo lleno de trenes, Julios y gatos. Pero quizás no fue así porque ese Valerio jamás existió ni tuvo conciencia alguna. Quizás no soy más que un recién despertado en un mundo psicótico. Quizás esas memorias no son mías...

Y una lágrima rodó por la mejilla, y causó comezón y la muñeca izquierda no pudo auxiliarlo.

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III

Julio entra a la habitación. O algo parecido a Julio. Viene con una mirada tristísima y se sienta junto a él. Valerio tiene terror de hablar: quiere abrazar a Julio pero sabe que eso no es Julio. 'Eso' le dice algo pero Valerio no entiende. Trata de sonreír... lo consigue. 'Ese' sonríe también, pero no correspondiendo el gesto sino como si hubiera hecho un descubrimiento.
'Ese' parecido a Julio voltea hacia la puerta y grita algo. Entra un hombre en bata blanca y le dirige algunas palabras. 'Julio' repite las incomprensibles palabras y vuelve a sonreír. Una lagrimita se le anuncia en los ojos —los mismos ojos del Julio real... o imaginario... o whatever— y Valerio comprende que debe sonreír de nuevo.

El médico se sorprende. Con un gesto, Julio le pide que le suelte las manos. El doctor duda, pero lo hace. Valerio se toma las muñecas con las manos y se sorprende de verlas llenas de araños. Trata de hablar... no puede. No puede articular palabra. Ni siquiera se le ocurre qué decir... trata de decir "gracias". Trata una y otra vez de hacerlo. Siente pánico pero comprende que ellos no deben darse cuenta de eso. No puede, no puede. Mira a Julio y le sonríe. Julio vuelve a decir algo ininteligible pero con mucho afecto.
Valerio sonríe. Al fin lo consigue:

Gracias...

El médico abre desmesuradamente los ojos. Julio —o eso parecido a Julio— le da un beso en la frente.

A tí, preciosa

Valerio por fin comprendió un par de palabras... Algo le pregunta el médico a Julio. Julio le responde. Están anonadados. No entienden lo que pasa. De pronto Valerio se percata de que no dijo

Gracias

sino que dijo

Danke

y comprende que Julio le contestó

Dank dir, Schätzchen.

Y Valerio está anonadado también, porque se ha dado cuenta de que "Camila" acaba de olvidar el español y sólo es capaz de comprender esa lengua que jamás ha hablado.

No sabe lo que pasa, pero comprende cuál es su misión. Quisiera ir a preguntarle al Julio real/imaginario si lo ha hecho bien... y, sobre todo, quisiera saber cuál es el verdadero nombre de ese "Julio" de afuera, y porqué entiende el alemán...

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